Una caja fuerte es un dispositivo robusto cuya función es proteger lo que se guarde en su interior, que por lo general es dinero, joyas o algún objeto de valor (no necesariamente económico). Como es obvio, los mecanismos empleados para hacer seguras e inexpugnables estas cajas, han variado con el tiempo. Hoy en día una caja fuerte pequeña puede brindar la seguridad que antaño solo era atribuible a voluminosos diseños.
Los primeros modelos de cajas fuertes estaban fabricados en madera o hierro. La seguridad que ofrecían estas primeras cajas, dependía de forma directa de la robustez y grosor del material empleado para su construcción. Por tal razón las primeras versiones eran extraordinariamente voluminosas y pesadas.
Con el trascurrir del tiempo se fueron implementando mecanismos de seguridad además del empleo de nuevas aleaciones, lográndose de esta forma crear cajas fuertes que no solo dependían del material de fabricación.
Hoy en día existe una amplia variedad de cajas fuertes que han maximizado su eficiencia gracias al empleo de nuevo conceptos y materiales que antaño eran impensables. Por ejemplo, hoy en día disponemos de aleaciones extraordinariamente resistentes al fuego e incluso a las detonaciones.
Cajas fuertes en la antigüedad
Las primeras cajas fuertes fueron empleadas hace mucho tiempo, incluso en los albores de la civilización. Por ejemplo, algunos templos y construcciones egipcias contenían cajas con valores, joyas y objetos religiosos. En la Grecia clásica ya existían cajas fuertes fabricadas en broce que custodiaban no solo objetos sino también documentos. Iguales hallazgos se cuentan en el imperio romano.
Sin embargo, las cajas fuertes como las conocemos el día de hoy, fueron creadas en Inglaterra allá por 1700, incorporando el concepto de puerta abatible. Pero no sería hasta 1835, que aparecería la primera patente para una caja fuerte a nombre de Charles Chubb, empleando un concepto innovador que ofrecía un alto grado de seguridad.
El señor Chubb no permaneció inactivo, en 1870, ya con más experiencia, registró otro invento al que llamo “El modelo de hierro Tee” que presentaba una sorprendente resistencia al fuego y al descerraje con los medios existentes en dicha época, logrando lógicamente un éxito inmediato.
El material de fabricación más común fue en un inicio el acero, al igual que el hierro forjado, a los que algunas mentes innovadoras agregaban cada tanto, otros metales y materiales como el cobre y el manganeso, con la esperanza de reforzar su resistencia.
Es a partir de 1900 que la fabricación de las cajas fuertes experimentó cambios radicales, naciendo el concepto de la caja fuerte actual. No obstante, con cada paso en la evolución de las cajas fuertes, se observaba otra evolución similar en las técnicas y herramientas disponibles para los perpetradores y forajidos.
Una comisión del gobierno estadounidense, formada especialmente para encontrar un protocolo ideal para la fabricación de cajas fuertes para alojar el dinero del estado, concluyó que además de emplear los mejores materiales disponibles en ese momento, las cajas deberían ser esféricas, un concepto que se sigue aplicando hasta el día de hoy en todo el mundo.
Las cajas fuertes modernas: el material no lo es todo
Las cajas fuertes modernas poseen varias capas de protección que incluyen al acero en sus diferentes variantes, como protagonista principal. Las capas suelen tener diferentes propiedades y cada una aporta un grado adicional de seguridad en función a sus virtudes metalúrgicas.
Pronto se hizo patente que la seguridad no solo dependía del material sino también del mecanismo de la cerradura. Uno de los primeros avances modernos implicaba la apertura de la caja fuerte solo en determinados horarios, para lo que el mecanismo estaba sincronizado con un reloj.
Hoy en día los mecanismos de seguridad de las cajas fuertes incluyen apertura remota, lectores de huellas dactilares, del iris y reconocimiento facial.
Gracias al avance metalúrgico, hoy también es posible lograr cajas fuertes pequeñas de una resistencia impresionante, las cuales ofrecen un nivel de seguridad corporativo que está al alcance no solo de empresas grandes y pequeñas sino también del usuario doméstico.